jueves, 16 de mayo de 2024

Que dios sea lo que quiera

No hay montaña más alta, que la que se erige en el medio de esta ciudad de locos y vagabundos.

Es una película digna de filmarse.

Los perros me siguen fielmente, mientras arrastro mi equipaje por la suciedad de San Martín.

“…Así que dios bendiga esos camiones de basura, porque sin ellos, todavía habría la misma cantidad de basura, pero la gente tendría constantemente presente el basural de lugar, que es este lugar.”

Cafetín en Buenos Aires.

El silencio y el bullicio.

El bullicio entre el silencio.

Amigos que se buscan, des encontrados, palabras mudas, que se buscan un afecto, aunque sea un tercio de afecto, en esta tarde de domingo: 15:49 horas, lluviosa y gris: me sembla a Corina Kavanagh, llorando enfrente de la plaza San Martín, en su edificio, dándole la espalda a la basílica de los Anchorena.

Salga a caminar.

Mire a un indigente a la cara.

Sienta y exprese lo que le pasa con eso.

No tenga miedo de mojarse.

Ni de quedarse parado.

Respire profundo e inhale los hedores que segregan las paredes cemento de anacrónicas construcciones monstruosas sin estilo ni tiempo real.

No se preocupe demasiado por como está vestido.

Vístase bien.

Mienta.

Chaumont

 Exterior, noche, salgo del Gaumont y me paro a mirar los posters de las distintas películas en cartelera. Dispuestos en las puertas transpa...