lunes, 27 de marzo de 2023

Tiempos a recordar.

 Y cuando abrí los ojos, no me encontraba mas en mi hogar, en mi lugar, sino que en otro sitio, desconocido pero no obstante familiar, este era un hospital, pasada su época dorada y en un decadente abandono.

Merodeé por los pasillos por un largo rato, entreteniéndome con las postales de un tiempo pasado; paredes consumidas por la humedad, papeles, documentos y todo tipo de utensilios desparramados por el suelo, y un techo que enseñaba la inmensa oscuridad de una noche sin luna.

Hasta que algo allí capto mi atención, una figura humana, oscura, la cual asomaba por uno de los cuartos y me invitaba a conversar, yo acepté, pues que mas había por hacer, y bizarra sorpresa me sobrevino al ver que en ese rostro desconocido podía leer mis mismas facciones, pero deformadas por el paso del tiempo.

-Yo soy lo que ocultas, lo que ignoras, y algún día nos volveremos a encontrar.

Eso fue lo único que atine a escuchar de su boca, y ni bien pestañeé, me encontraba nuevamente en mi lugar.     

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho que con pocas palabras pudiste centrar la narración en un tiempo y espacio tan fácil de imaginar y entender. También me gustó la distinción de ambos lugares que describís como propio y ajeno

    ResponderBorrar

Que dios sea lo que quiera

No hay montaña más alta, que la que se erige en el medio de esta ciudad de locos y vagabundos. Es una película digna de filmarse. Los perro...