jueves, 21 de marzo de 2024

Cafayate

  Entonces, cuando ví la cruz erigida a lo lejos, no pude más que frenar y gritar ¡Aleluya! con toda mi restante capacidad pulmonar. A mi grito respondió un solo trueno, dibujado en el cielo azul marino cómo un espejismo. Y lo siguió una intensa lluvia negra que se abalanzó sobre mi carne desnuda, sobre mis huesos. Sentí, en se momento, la furia de eso que llaman dios.

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