miércoles, 19 de abril de 2023

Rostros cotidianos

Lucia. Tiene un semblante esbelto y elegante, pero con una nariz de payaso. Sus ojos y sus cejas tienen para mi el color de un trillado atardecer dorado. Cuando se mezclan con lo pálido de su tez me transporta a una playa, de Puelo, con sus repentinos cambios de naturaleza. Puedo ver en sus labios una boca pequeña, y dentro de ella una paleta torcida, que me transmite un aura infantil y amorosa.

Máxime. Su cráneo tiene forma de diamante, una mandíbula prominente y masculina asoma a sus costados. La pequeña barba que nace de ella me gusta particularmente, porque encuadra muy bien a su boca, la cual yace debajo de un bigote cartesiano. Cuando lo miro directamente me responden unos ojos marrones y oscuros, y connotan gran profundidad en lo ya-visto, pero a mi criterio logran permanecer inocentes. Una nariz afilada como la de un águila termina de cerrar este rostro tan estimado para mi, dándole un air duro e intrigante.

domingo, 16 de abril de 2023

Le coeur du con.

  Eso era, mi mas preciada pertenencia. No podía permitirme dejarla ir, ni ahora, ni dentro de novecientos años. Mucho menos a manos de un dandy, de un rufián, como Boris. Estaba seguro de que él la había tomado, esa misera noche de copas en el bar del hotel Plaza Athénée. Y justamente ese contexto sellaba mi desgracia, pues mi reclamo seria recibido con oídos sordos y miradas desentendidas por aquellos snobs, que por algún motivo sigo llamando amigos. Al fin y al cabo, todos habían sufrido esa perdida, y se regocijaban en ella. Pero como dije, yo no podía permitirme dejarla ir, así que no tuve otra opción: Poner a obrar la maquina ancestral, tan temida como amada alrededor de mis pagos, poseedora de incontables pasillos, escaleras, entrepisos, cuartos y sótanos, y a la cual recurro para ocuparme de este tipo de problemas.

  Hace demasiado tiempo que pertenecía a mi familia. Se me refirió que durante la edad media supo ser una fortaleza impenetrable, que unos siglos mas tarde, entrada la revolución industrial, viro su funcionalidad a la de una vigorosa fabrica, y que en las épocas mas recientes sirvió como una especie de hospital. Y no justamente por que allí se curasen a las personas. Si no mas bien porque se las retenía en contra de la propia voluntad, para no ahondar en mas detalles escabrosos. Volviendo al presente, ese ultimo era el destino que preparaba para mi estimado Boris en breves. Les comisione a mis matones la tarea de traerlo en integras condiciones al hospital, -cosa que hicieron- pero una vez mas tuve que guiarlos desde el centro de París hasta el lugar, ya que insistían en que mi hospital ''imaginario'' no aparecía en sus mapas de cuarta. Simples patanes rutinarios que nunca iban a comprender. Pero eso no me perturbaba, finalmente iba a recuperar lo que me pertenecía. Cuando los despache y me encontré completamente a solas, me dirigí hacia la habitación que había destinado para mi invitado, y una vez dentro me volví a encontrar con ese viejo espacio, corroído ya por las guerras y el pasar de los años. 

  Hacia mis adentros pensé: -¿Porque todo, lo que es hermoso tiene que perecer?. Y desde una de las tantas esquinas de ese extensísimo cuarto redondo me respondieron; -Porque, sobre esa misma cualidad descansa todo su esplendor. ¿O es que acaso no lo ves? Alphonse. Esa respuesta estremeció mi ser y me interpelo solo como él, podía hacerlo, por lo tanto le referí un aplauso. Los dos comenzamos a reírnos. Pero supe que algo no marchaba bien. No fue hasta que vi su rostro, su semblante, su sonrisa, que comprendí. Nunca iba a recuperar lo que me había sido robado, era demasiado tarde. Boris ya se había adueñado de esa joya de carne, de venas que bombean segundo a segundo, de esa maquina generadora de emociones tan intensas, que pueden llegar a distorsionar nuestro juicio. Esa maquina ancestral, que supe acaparar en mi pecho tanto tiempo, ya no me pertenecía.

martes, 11 de abril de 2023

Garotos problematicos.

  De repente entramos, después de tantos intentos fallidos, realmente habíamos entrado en ese repelente hospital.

  Nuestro portal hacia la época de 1925 fue una pequeña ventana rota provista de vidrios punzantes, la cual supuso un desafió no muy agradable para dos tipos de metro ochenta y pico como Carlos y yo, pero en nuestra balanza mental pesaba mas lo que sabíamos que nos deparaba ese lugar que cualquier raspón infectado. No obstante al cruzar por la ventana, los dos transpirábamos nervios, sabíamos muy bien que a la vuelta de la esquina nos esperaba toda la fuerza represiva que el misero lugar podía ofrecer, pero no íbamos a permitir que eso arruinase el increíble viaje al pasado que teníamos planeado. 

  Así que simplemente comenzamos a caminar por el pasillo que teníamos a nuestra derecha, y al adentrarnos nos topamos justamente con lo que habíamos ido a buscar, una postal tétrica pero maravillosa, en donde el abandono y la decadencia no se ocultaban, y eso nos extasiaba, a cada paso que dábamos sentíamos que nos sumergíamos mas y mas, en nuestras mentes veíamos a los enfermeros y a los enfermos deambular por esos amplios corredores, con sus respectivas camillas, y a la par nos preguntábamos quién habría sido el ultimo visitante de aquel antro.

  Todo iba tal cual lo planeado, al fin y al cabo todo indicaba que nadie se había percatado de nuestra presencia, y tras una hora de investigar y saciar un poco nuestra curiosidad nos sentamos, algo cansados, a descansar cada uno en una silla de ruedas distinta, y descansar fue lo único que no pudimos hacer. Resulta que no estábamos tan solos como pensábamos, ya que empezamos a escuchar una sonata muy bella que alguien estaba cantando y tocando una bella melodía en su guitarra: Al corroborar que no se trataba de mi imaginación me estremecí, y mire a Carlos con un profundo desconcierto, ¿Quien estaba tocando esa canción, cuyo sonido me remitía a las mas hermosas playas brasileñas, en un hospital abandonado de Villa Ortuzar? Pero rápidamente mi desconcierto se transformo en pudor al ver como Carlos se levantaba instintivamente e invitaba al misterioso playador a mostrarse; no podía evitar sonreír al escuchar su lengua nativa aun en tan incomoda situación. 

  Viendo lo que aconteció momentos mas tarde, me siento un tonto por haberme puesto tan a la defensiva, pero el contexto respaldaba mi malestar. Resulto pues que el playador misterioso no era ningún fantasma ni demonio, si no tan solo un vagabundo oriundo del Brasil, que habitaba el hospital hace años, y con el que nos quedamos bebiendo y charlando -con Carlos funcionando como interprete entre el desconocido y yo- hasta entrada la madrugada.

lunes, 27 de marzo de 2023

Tiempos a recordar.

 Y cuando abrí los ojos, no me encontraba mas en mi hogar, en mi lugar, sino que en otro sitio, desconocido pero no obstante familiar, este era un hospital, pasada su época dorada y en un decadente abandono.

Merodeé por los pasillos por un largo rato, entreteniéndome con las postales de un tiempo pasado; paredes consumidas por la humedad, papeles, documentos y todo tipo de utensilios desparramados por el suelo, y un techo que enseñaba la inmensa oscuridad de una noche sin luna.

Hasta que algo allí capto mi atención, una figura humana, oscura, la cual asomaba por uno de los cuartos y me invitaba a conversar, yo acepté, pues que mas había por hacer, y bizarra sorpresa me sobrevino al ver que en ese rostro desconocido podía leer mis mismas facciones, pero deformadas por el paso del tiempo.

-Yo soy lo que ocultas, lo que ignoras, y algún día nos volveremos a encontrar.

Eso fue lo único que atine a escuchar de su boca, y ni bien pestañeé, me encontraba nuevamente en mi lugar.     

Tres sueños.

 * Me encuentro solo, caminando en un hospital abandonado, y al entrar en uno de los cuartos presencio un crimen. Corro de la persona que estaba en ese cuarto pero no logro avanzar, y cuando este personaje me atrapa me despierto.

* Estoy en el balcón de mi casa, con un muy buen amigo, escribiendo un poema en su lengua natal.

* Dentro de un colegio religioso, hablo con un sacerdote, que me parece buena persona, pero cuando hablo con los demás, me informan que hizo cosas muy malas y que no le debería dirigir la palabra. 

viernes, 24 de marzo de 2023

Auto presentación.

  Crecí rodeado por libros pero nunca les dedique profunda devoción en mi devenir, fue en los últimos 5-7  años que empecé a devorar todo lo que captaba mi interés, y la lectura desde ese entonces se volvió una parte central de mi vida, cada vez que empezaba a leer algo, era un aprendizaje que empezaba y terminaba, sumado a las re-lecturas de libros ya transitados las cuales me dejaban mucha riqueza.

  Siempre me vi atraído por el ''pensamiento'' introspectivo, personal, motivo de largas charlas con íntimas amistades, y después de estar viajando un tiempo este año, me di cuenta que necesitaba empezar a expresarme por escrito; pensamientos, emociones, ideas, planes, frases, lo que atraviese mi cabeza, si tengo lápiz y papel lo anoto.

  En esta etapa de mi vida me encuentra el taller de expresión 1, y el simple nombre de la materia me intriga y me motiva a aprender lo que haya por aprender y escribir lo que haya por escribir, sumado al facto de que es una materia mas en esta bella carrera que me esta pareciendo Ciencias de la Comunicación.   


Chaumont

 Exterior, noche, salgo del Gaumont y me paro a mirar los posters de las distintas películas en cartelera. Dispuestos en las puertas transpa...